Él sabe que su luna no está junto a la de ella, que por más cerca que estén, él la siente a cien años luz. Él sabe que tiene a muchas chicas mejores que ella en la palma de su mano, pero él la quiere a ella. Le piden que se olvide de ella, pero no puede, ella ya es su oxígeno. A ella le reclaman que deje de hacerlo sufrir, pero no sabe como, si cualquier cosa que haga dañará sus sentimientos. El la sueña, la piensa, la extraña, la necesita como algo más que una amiga. Ella lo ama mucho, pero no quiere nada, no siente tanto como él, y a él esto le pesa.
Le pesa tanto como a cualquier persona que sufre por amor.
Él es capaz de subirse al cielo y bajarle todas las estrellas, regalárselas con todo su amor, y si se cae desde la montaña más alta, va a subir devuelta con tal de verla, sentir eso tan hermoso y tan feo a la vez.
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