Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor aunque la violencia se practica a plena luz del día.

miércoles, 9 de junio de 2010

Un día, más bien, una tarde, yo estaba esperando anciosa que vinieras a buscarme al colegio, tardabas, pero obviamente, no me asustaba el no verte llegar tras 10 minutos, porque siempre fuiste un poco impuntual. Aquellos diez minutos se transformaron en dos horas, donde ya estaba llorando (aunque siempre fui llorona) con el consuelo de dos profesores, Diego y Fredes, quien murió hace dos años. La interminable espera se terminó cuando vi llegar al innombrable, quien en ese momento me caía muy bien. Me dijo : tu mamá está en el hospital, pero no es nada grave. Me volví loca. Cuando llegamos al hospital no recuerdo bien qué pasó, solo se que me dijo - Se le rompió una muela comiendo un Tic Tac - Y creo que ahí me calmé.
Pasados uno o dos días sonó el teléfono a la mañana, yo estaba en la casa de papá, y al finalizar el llamado se largó a llorar muy fuerte diciendo - Tu mamá está muy mal, hija - No entendía nada, ¿ no era que se le había roto una muela ?, y después me enteré de lo que había pasado realmente, supe toda la horrible historia.
Al poco tiempo (no recuerdo si fue ese mismo día o algo así), fuimos con mi papá al Ramos Mejía y el médico dijo que te habías salvado de milagro, me alegré mucho. Te derivaron al San Cayetano; cuando la abuela llegó de España nos tomábamos todos los días un taxi dando indicaciones locas porque nadie entendía bien donde quedaba. Tras casi un mes de recuperación (que fue recuperación porque si te hubieran operado quién sabe qué habría pasado) saliste del sanatorio y fuimos con la tía Kelly a un shopping, si bien recuerdo. Yo te hice un dibujo, vos me compraste un gatito de peluche, más bien era un llaverito gatito, que hoy en día conservo como uno de mis objetos más importantes, cada vez que lo veo me es imposible no derramar una lágrima.
Hoy en día es que estás sana, sin tomar pastillas feas con químicos raros que te hacen daño, hoy en día es que por más de la distancia y de tantas cosas, te diste cuenta de cómo ser una hermosa persona y una mamá lindísima. Hoy en día es que pasaron siete años de esto, y me parece que si esto no hubiera pasado, vos no serías quien sos hoy, mostrando siempre una sonrisita, demostrándome que la vida es lo más importante de todo.
Te amo, eternamente, no sé que haría sin vos.
Felices siete años, mamita niña.